La marcha comenzó a eso de las 9h de la mañana, con muchas ganas, aunque hay que decir que los que marcaron todo el ritmo de la expedición fueron los de más corta edad, que en ocasiones se tenían que parar para esperar al resto, que a duras penas eramos capaces de aguantar.
A escasos veinte minutos nos encontramos con el primer venero del Bejarano y junto a su cascada pudimos ver los restos de una antigua construcción en piedra de la que brota el agua: se trata de la captación del acuífero y al mismo tiempo el principio del acueducto de Valdepuentes, del siglo I d.C., el cual, supuso el principal aporte de hidráulico de nuestra ciudad.
Continuamos a lo largo del curso de este arroyo mientras nos adentrábamos cada vez más en la naturaleza, hasta que encontramos el lugar ideal para la parada de avituallamiento a la sombra de las encinas.
Durante todo el camino nos fuimos cruzando con habitantes rurales...
También tuvimos pasos difíciles...
La caminata continuo, paralela al Arroyo Bejarano hasta su desembocadura el el río Guadiato
Por el camino nos encontramos con varias minas de cobre, usadas antaño.
Ya solo quedaba subir hasta los baños de Popea para seguir por el camino hasta el pueblo de Sta. Mª de Trassierra y fin de nuestra ruta.
Molino del Molinillo |
A las doce se rezó el Angelus |
Baños de Popea y arroyo del Molinillo |
Para terminar, una parada para un refrigerio y reponer fuerzas.
Una experiencia muy grata rodeados de amigos que, sin duda, habrá que repetir.